Con los párpados semiabiertos creyó ver un reflejo, noche tras noche... noches de insomnio. No sabía si durmió... le pareció haber estado despierta toda la noche, eran tantas las cosas que rondaban por su mente, ¿las estuvo pensando... o las soñó? Mira tú, que estupidez la suya. Tal vez llora de rabia, tal vez se vuelva loca, pero la muerte nunca ha sido una opción que ella eligiría. O eso creía...
Los rayos de sol se apoderaban de su habitación, se filtraban por cualquier sitio y pararon ante sus ojos, los abrió de repente, pero un momento más de descanso no haría mal a nadie. El calor le impedía la estancia al sueño, que se largaba poco a poco. Unos minutos después, se resigno a levantarse... tambaleándose llego hasta el cuarto de baño. Se paro ante el espejo, y recordó miles de historia sobre espejos. Paso minutos ante el espejo hasta que empezó a mirarse fijamente los ojos, se quito las lagañas... Miro un rostro desganado, triste, pobre, pálido, sin color ni vida, parecía que la sangre había abandonado ese frágil rostro. Miro sus ojeras, y por más que trataba de remediarlas... no podía. Tenía largas noches de insomnio, ni leche, ni ovejas, ni música... nada le bastaba, no conseguía conciliar el sueño. Su mente no conseguía descansar. Pareciera que el sueño y ella se hubieran declarado en guerra, algo que tarde o temprano la enfermarían. Continuo viéndose el rostro, detenidamente, unos labios secos, pestañas alborotadas que miraban hacia abajo... que a lo lejos difícilmente se le notaban. La piel seca, y una herida debajo de la oreja derecha, no recordaba de qué era... pero allí estaba, para toda la vida. Apenas tenía 15 años, y sabía que aún le quedaban cosas por hacer. En seguida se vistió, había pasado ya, según ella, horas con su pasatiempo favorito, indagar en su mente, esto de algún modo... le afectaba.
Como de costumbre, no desayuno… paso directamente al almuerzo. Se encontraba, junto con su hermanito, sola en casa. Se preparo el almuerzo, y al terminar de comer, su hermano salió junto con sus amigos. Otra vez, sola… en la totalidad de su casa. Muchas veces se sentía sola, y lo más gracioso, es que nunca lo estaba. Trato de imaginarse como seria el mundo sin ella, pero no encontró respuesta alguna, no veía nada. Sus pensamientos empezaban a asustarla, creyó que lo más oportuno seria dar una vuelta en el parque.
Al salir de casa la noche empezaba a caer, a dejarse admirar. Se adentro en el césped, aun mojado, y se apoyo sentada detrás de un árbol que miraba hacia una pequeña fuente. Se paró a buscar fotografías parecidas en su memoria, pero nada se comparaba con la viva imagen de un paisaje. Y aunque, para muchos no era de apreciar... era hermoso ver como detrás de esas viviendas aun existía tantas montañas, el color del cielo... que cambiaba poco a poco, el agua… cambiando de forma, las gotas bailarinas que saltaban con impetu, las pequeñas formas de vida...
Se sentía tan tranquila, que sus párpados empezaban a cerrarse a su antojo.